Ocurrió en un medio de comunicación abertzale tras la participación de Bildu en las elecciones forales y municipales. El titular era demoledor: “Se acabó el ciclo de ilegalizaciones”. Para muchas personas abertzales y de izquierdas, este titular escrito sin lugar a dudas con la mejor de las intenciones y desde la alegría de que al fin un amplio sector de la izquierda abertzale de Hegoalde pudiese nuevamente participar en unas elecciones, abría sin embargo una inquietud ante lo que el devenir de los meses parece ir confirmando. La participación electoral e institucional de Sortu y el conjunto de EH Bildu, y una cierta voluntad de obviar la realidad pensando que el simple paso del tiempo desactivaría de por sí la batería legislativa de excepción imperante, ha ido creando una falsa imagen de “normalidad” democrática que poco tiene que ver con la realidad. Es más, la enmascara, y lo que es peor, adormece la conciencia ciudadana y democrática que debería de estar más activada que nunca en la reivindicación constante del final de toda la batería de leyes de excepción que tanto daño democrático y de todo tipo han causado a este pueblo. Su pervivencia sin moverse en lo más mínimo, ni siquiera en lo más simbólico, es no sólo una amenaza para cualquier organización social, política o medio de comunicación crítico; significa que no existe igualdad de oportunidades para todos los proyectos, y condiciona cualquier avance democrático de la mayoría política que hoy existe en Euskal Herria a favor de ejercer el derecho de autodeterminación.
La persistencia de la “Ley de Partidos” y sus consecuencias perversas, (toda la batería de legislación de excepción y la continuidad de la inhabilitación de facto de miles de personas para una participación política normalizada; las ilegalizaciones como la de “Herrira”; las detenciones; la violencia policial en movilizaciones y en general contra la población, incluso con muertos como en el caso Cabacas; la dispersión y la política carcelaria de castigo que continúa generando muertos y heridos; las multas e imputaciones en movilizaciones; la persistencia de juicios políticos contra Herri Batasuna, Batasuna, y otros en ciernes contra organizaciones juveniles, EAE-ANV y El Partido Comunista de las Tierras Vascas y sus cargos electos; el cierre de medios de comunicación digitales; la consideración como apología del terrorismo del relato del conflicto mantenido por centenares de miles de personas en este País; el mantenimiento en la cárcel de personas cuyo único delito ha sido su actividad política; …) dibujan un panorama de no normalidad política y pervivencia de graves vulneraciones de los derechos civiles y políticos de miles de personas. El eterno choque entre mayoría social y política democrática vasca, y minoría legal, judicial y policial españolista, profundamente autoritaria.
Frente a ello, desde Eusko Ekintza mantenemos la necesidad de una reactivación social en defensa de los derechos humanos, civiles, sociales, nacionales y políticos del pueblo vasco. No hemos ocultado nunca que nuestro modelo de movimiento para la defensa de estos derechos es uno muy cercano a lo que fue “Adierazi Euskal Herria”, es decir, una coordinadora dinámica, amplia y estable de personas y organizaciones políticas, sociales, culturales y sindicales organizada de una forma lo más abierta y asamblearia posible, y con un claro compromiso y espíritu de confrontación democrática. Este es el camino que nosotros entendemos como de la unilateralidad. Utilizando medios pacíficos y democráticos pero a su vez profundamente confrontadores con el marco legal que aspiramos a cambiar de raíz.
Es nuestra modesta opinión ante una realidad cada vez más preocupante.
Euskal Herria, 7 de abril de 2014.
Alberto Muñoz y Txarli Gonzalez. Militantes de Eusko Ekintza.
